viernes, 22 de julio de 2011

19 y 20 de Julio, Los Angeles y Santa Mónica

PUBLICADO POR EDU Y ELENA

Los últimos días del viaje aprovechamos para descansar en la playa de Santa Mónica, en la que estábamos alojados aunque no tuvimos que pelearnos por un trocito de jardín con las decenas de homeless. Parece mentira la cantidad de vagabundos que hay en Santa Mónica cuyo lavabo se encuentra en los McDonalds y Starbucks (también está plagado por todos lados en San Francisco y Los Ángeles).

La playa de Santa Mónica es enorme, con kilómetros de arena a lo largo y ancho.
¡Uno llega exhausto a la orilla después de atravesar la arena!
Los equipamientos de la playa son geniales en lo que respecta a duchas, lavabos (todos con papel) e incluso área de ejercicios para los cachas que se entrenan en la playa (anillas de trapecista, cuerdas, gomas de equilibrio, barras de dominadas, etc).
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Y todo ello sin contar las numerosas casetas de madera de los vigilantes de la playa. Ahí los vigilantes tienen un nivel y una buena caseta, no como en Cataluña donde los pobres están colgados de una escalerilla…
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En esta playa se rodó la famosa serie Baywatch, pero por más que busqué y busqué no encontré a la Pamela Anderson. Sin embargo los escenarios de la serie son absolutamente familiares (el centro de vigilantes, el muelle – pier, las casetas, el uniforme de los vigilantes, los todoterrenos, el helicóptero, el barco Lifeguard, etc)
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Os dejamos un link de los créditos para los más nostálgicos:

http://youtu.be/IuYrRebvFHc

Y otro link de imágenes de Santa Mónica y alrededores.

http://youtu.be/XvUl--5uyL8

Ni que decir queda que los cuerpos de la playa no son los cuerpazos que salían en la serie. A parte de que está plagado de panchitos con flotadores de serie.
De hecho, el 30% de L.A. son latinos, el 20% asiáticos y el resto entre negros y blancos. Podríamos decir que L.A. es un poco la ciudad de nadie a caballo entre Méjico, China y Norteamérica.

A parte de descansar en la playita, nos escapamos una tarde a visitar el downtown de Los Ángeles con sus rascacielos y edificios singulares. Entre ellos nos llamó la atención principalmente el City Hall, que representó el edificio del Daily Planet en Superman (un claro guiño publicitario a Los Angeles Times, que es el edificio de enfrente, pero hubiera sido muy descarado sacar el mismo edificio) y el auditorio de Walt Disney que es clavadito al Guggenheim de Bilbao (de hecho está diseñado por el mismo arquitecto).
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Comimos en la Ensenada, un restaurante mexicano situado en el Historic Downtown que ofrece menús de mediodía por $10 para ponerse las botas y todo muy rico. Además el camarero es muy atento y servicial y va vestido de etiqueta.
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Después de comer nos acercamos al centro histórico, el llamado Pueblo de Los Ángeles que los latinos llaman la Plaçita Olvera, donde nació la ciudad al instaurarse la Misión Española. La arquitectura recuerda a México y está lleno de tiendecitas de souvenirs mexicanos.

No podíamos dejar de ir  ver los famosos rótulos de Hollywood! Se encuentran en el Monte Leen pero no te dejan acceder hasta él, sólo puedes hacer fotos desde la urbanización de casitas que se encuentran en la falda del monte. Ya nos fue suficiente para hacernos la foto.
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Al bajar del Monte Leen, el Hollywood Boulevard estaba a reventar porque se celebraba la premier del Capitan America y no pudimos, ni siquiera, aparcar para ver a los protagonistas de la peli ni ver el paso de la fama.

Fuimos a ver los super chalets de Beverly Hills y vimos al Jeffry regando el jardín de los Banks y a Brenda y Brandon paseando al perro. También nos dimos una vuelta por Rodeo Drive, donde se encuentran las super tiendas de lujo donde compran los de Beverly Hills.

La mañana siguiente era para dedicarla, exclusivamente, a estar en la playa y ponernos negros. Pero como somos gafes, el día estuvo nublado e incluso hizo fresquito. Eso no quitó que nos quemáramos las pantorrillas!

Fuimos al Pier y descrubimos el restaurante de Forest Gump, el Buba Gump!!
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El barrio de Santa Mónica también pone fin a la Ruta 66 y, dentro del Pier, se encuentra la última tienda de souvenirs de la Ruta 66 asi como un mural tributo a un motero conocido entre los aficionados.
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El Piere es el muelle de Santa Mónica que está repleto de chiringuitos, tiendas de souvenirs, una montaña rusa, una noria y una feria. De noche es más bonito por todas sus luces y ambiente juvenil.
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18 de Julio – Santa Bárbara, Malibú

PUBLICADO POR EDU

Proseguimos por la carretera de la costa, con la idea de hacer un parón en la playa de Santa Bárbara. Sin embargo, cuando llegamos allí nos dimos cuenta que me había dejado la mochila Babolat en el Motel de San Luis por lo que tuvimos que retroceder sobre nuestros pasos. Aprovecho para agradecer  de nuevo a los cracks el regalo de la mochila que aun no he estrenado para jugar a Pádel pero que me ha servido mucho en este viaje Guiño

Finalmente llegamos a Santa Bárbara donde paramos a comer en Zayton, un restaurante de cocina de Oriente Medio donde comimos muy bien pero luego nos reclamaron un 20% de propina. La verdad es que las propinas en EEUU son abusivas (a partir de $6).

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Proseguimos la marcha hacia Los Ángeles por la costa. Antes de llegar dimos un paseo al atardecer por la playa de Malibú con las casas millonarias a primera línea de mar. Y esto sí es primerísima línea porque las casas están construidas en la misma arena de la playa.

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En una de esas casas millonarias nos encontramos con mis amigas (las de la foto) que nos invitaron a tomar una cervecita.
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Ya al anochecer llegamos a Santa Monica, donde nos hospedamos durante los 3 últimos días del viaje. Tras hacer el check-in en el Hotel Ocean’s View, a primera línea de mar en frente del Pier, dimos un paseo por la 3rd Street Promenade, una calle peatonal repleta de tiendas de marca (Quicksilver, O’Neill, Ripcurl, Santa Cruz, Guess, Diesel, Adidas, NIke, Levi’s, H&M, Zara, Mango, Luis Vuiton, Burberry, G-Star, etc) y sugerentes restaurantes y pubs con mucha marcha.

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17 de Julio – Ruta 1: Santa Cruz, Carmel, Big Sur

Abandonamos San Francisco a primera hora de la mañana para dedicar el día a disfrutar de la conducción por la Hwy 1, una carretera que bordea la costa californiana con unas vistas espectaculares.
A media mañana paramos a descansar y tomar el sol en la playa nudista Bonny Doon Beach, pero hacía fresquito y no apetecía bañarse y menos aún despelotarse. A pesar del frío y los colgajos, la playa es muy bonita.

En la playa de Santa Cruz, tomamos unas pizzas con Coca-Cola que habíamos recogido previamente en el Domino’s, y acompañados de fondo por los gritos de los niños liberando adrenalina en la montaña rusa que está a pie de la misma playa.

Proseguimos el camino por la Ruta 1 hasta Carmel donde dimos un paseo al atardecer observando los preciosos chalets acristalados de americanos pudientes en el pueblo cuyo alcalde había sido Clint Eastwood y donde reside actualmente. El deporte nacional de Carmel es pasear al perro. Todos los ricachones andaban al paso de sus perros con pedigree  y en la bonita playa de fina arena blanca de Carmel destacaban estos animales corriendo, babeando y haciendo sus necesidades.

Antes del anochecer proseguimos por la ruta 1 a través de los más bellos parajes de la costa americana, atravesando la zona del Big Sur. Hicimos parada de repostaje y avituallamiento en el Big Sur River Inn, un lugar precioso y recomendable para pasar unos días de relax en medio del bosque, a orillas del río y pocos minutos de la costa. La carretera que constituye la ruta 1 ofrece cantidad de miradores en los que se puede parar a contemplar el horizonte azulado que rompe en el marrón de acantilados y playas de arena blanca. No pudimos resistir la tentación de asistir al juego de anaranjados que el sunset ofrecía al panorama en uno de estos miradores.

Finalmente proseguimos por la carretera que en pocos minutos se apagó y se tornó larga y solitaria, dejándonos como único acompañante un firmamento plagado de estrellas con una gran luna llena iluminando el camino hacia San Luis Obispo donde hicimos noche en un motel.

jueves, 21 de julio de 2011

15 y 16 de Julio – San Francisco

PUBLICADO POR ELENA
Nos levantamos a las 5 de la madrugada para dirigirnos a San Francisco. Tiene guasa, madrugar tanto en vacaciones!!!
Edu condujo todo el camino y yo seguí durmiendo en el coche. Hasta llegar a San Francisco, fueron 3 horas de camino; Edu, durante el trayecto iba echando sorbos de agua, total, que acabó bebiéndose 1 litro y al llegar a San Francisco necesitaba con urgencia un lavabo. Como no se aguantaba más, en medio del Distrito Financiero y con el semáforo en rojo saltó del coche y me dijo que diera la vuelta a la manzana y que ya nos encontraríamos.
Pues bien, esa vuelta a la manzana se tradujo en más de 1 hora de vueltas por la ciudad sin saber dónde me encontraba y sin saber dónde estaba mi marido! Suerte de los teléfonos móviles, aquí al fin teníamos cobertura.
No reparamos en la hora punta (es lo que tiene tener la mente en vacaciones) y para entrar en San Francisco nos chupamos toda la cola de las 9h además de pagar un peaje de 6$... ¡Qué bonito volver a la ciudad! Con lo bien que se estaba en los parques naturales...

Dejando atrás otra de las aventuras de nuestro viaje, hicimos el check in en el Hotel Astoria, un hotel modesto pero con una situación inmejorable, en el Chinatown y muy cerquita del Union Square. Lo primero fue desayunar en el Starbucks y dar una vuelta el downtown. Entramos en el centro comercial de Macy’s a comprar un juego de maletas, pues la nuestra con tanto tute había perdido una rueda en el camino. También entramos en la Levi’s esperando que los precios de los vaqueros fueran más baratos que en Barcelona pero, ni de coña marinera.


Dimos un paseo por el Chinatown, ubicado en la calle Grant. Plagado de bazares y restaurantes chinos que cierran a las tantas de la noche y son el vicio de todas las mujeres (siempre encuentran algo que haga falta), es un barrio muy seguro y digno de ver. Los paseos son muy apetecibles.



A estas alturas, y con el cansancio acumulado de las pateadas por los parques naturales, decidimos hacer un tour guiado de la ciudad con el bus turístico con el fin de ir más relajados y empaparnos de un poco de historia.
El bus salió desde el Muelle Fisherman, desde donde se divisa la Isla de Alcatraz.

De San Francisco, lo más destacable es la Transamerica Pyramid, en el Distrito Financiero, el edificio más emblemático de la ciudad aunque cuando lo construyeron, los urbanistas y arquitectos pensaban que rompía con la esencia del resto de edificios.

Luego recorrimos el Civic Center dónde se encuentran los edificios públicos, entre ellos el City Hall (Ayuntamiento). Sus alrededores están rodeados de hermosos jardines, cuya estética rompen los homeless que las ocupan y hacen de ella su hogar y cama... ¿será en modo de protesta?

Pasamos por el barrio Mission, en referencia a la Misión Dolores enviada por los españoles y que fundó la ciudad. Mission es el barrio hispano de San Francisco.

No pude resistirme a hacerme una foto con el nombre de una de sus calles, juzgad vosotr@s mism@s.



Aunque fuera el barrio de los hispanos también encontramos cochazos caros.
También recorrimos el barrio Castro, cerca de Mission, que fue la vanguardia de la revolución gay en el mundo, a partir de los años 70. De todos los edificios de viviendas y comercios cuelga la bandera del Arco Iris, símbolo de la revolución homosexual.


Hay murales callejeros que homenajean al movimiento de la liberación de la mujer, temas relacionados con la revolución homosexual, etc.

Dimos un pequeño paseo por el Parque Golden Gate y Presidio, digo pequeño porque hacía muchísimo frío y no llevábamos ropa de abrigo. Este parque engloba varios kilómetros de caminos, zonas verdes y edificios culturales (había una exposición de Picasso). Dentro del parque también  se encuentra el Japanese Tea Garden. De las múltiples esculturas que encontramos en el parque os enseñamos las más divertidas; cuidado con Eduardo corazón de León!



 
Y, por fin, nos llevaron al Golden Gate, el monumento más famoso de la ciudad que se construyó en la Gran Depresión y a pesar de ello fue el puente más largo del mundo. Desafortunados fuimos ya que debido a las nubes bajas no pudimos ver el puente de San Francisco en todo su esplendor... ¡Ahora sabemos porqué llaman a San Francisco la ciudad de la niebla!
El puente mide 2.700 metros de longitud y 228 metros de altura. Se terminó de construir en el año 1937 y a la primera semana de ser inaugurado hubo el primer suicidio; de media, se tira una persona cada 15 días ¡Qué mal rollo!

Hay banderas americanas por todos sitios y esculturas patrióticas.

Aquí terminó el tour en bus que, por cierto, el conductor era argentino y nos explicó varias anécdotas como por ejemplo, que a los españoles nos llaman “los gallegos” en Argentina.
También visitamos las Painted Ladies, las famosas casas victorianas; que aparecen en numeras series y películas. Los que veíais la serie de Padres Forzosos ("Full House") os sonará enseguida. El valor de las casas estás alrededor de los 2 millones de dólares. Asequible para cualquiera, ¿verdad?
 


Para los más nostálgicos, os dejamos el link a los créditos de la serie en los que aparecen constantes giños a la ciudad (el golden gate, fisherman's wharf, la isla de Alcatraz, los cable car, la lombard street, las painted ladies y la baía de San Francisco)

Espectacular la Lombart Street, quién debió diseñar esta calle de curvas pronunciadas y jardinería impecable para que todo el mundo quiera pasar con el coche y hacerse miles de fotos. Nosotros fuimos uno de esos turistas, faltaría más.


Quedamos encantados con el restaurante Lori’s Dinner. Ambientado en los años 50, pero de verdad. Con gramolas, un coche de época dentro del local, las camareras vestidas con las ropas características, etc. Y la comida muy buena (en plan cheeseburger). Se encuentra en la 500 Sutter Street del Downtown.





En la misma calle, encontramos una concentración de coches americanos de la época del Rock & Roll.


Por la tarde, seguimos los consejos de nuestro amigo David y nos fuimos de compras al centro comercial de Wesfield y Edu arrasó con la tienda de Abercrombie & Fitch.

Antes de abandonar San Francisco para dirigirnos al siguiente destino, quisimos volver a hacer una parada en el Golden Gate para ver si lo podíamos ver entero. Aunque se veía un poco mejor, fue de nuevo misión imposible debido a la niebla... Lo dejaremos para la próxima.
Según nuestra opinión, sería una ciudad bonita para vivir ya que se respira una airé más europeo que en otras ciudades americanas.
¡Ah! Se me olvidaba comentar que nos llevamos un souvenir del Ayuntamiento San Francisco: una multa de aparcamiento de 65$.